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Este calendario de adviento lo han realizado un grupo de amigos, vecinos de uno de los pueblos de la comarca del Aravalle, las Casas del Abad, perteneciente al municipio de Umbrías, y con la colaboración y apoyo de la Asociación de Turismo de Umbrías y el Ayuntamiento de Umbrías.

A lo largo de las 24 ventanas que forman el calendario se mostrarán escenas navideñas de lo que podría ser una Navidad en el Aravalle, desde una perspectiva de fábula en la que los animales del bosque disfrutan con ilusión de estas fiestas, tratando de reflejar y transmitir el encanto de esta época del año en la que nos encontramos.

Esperamos que os guste tanto como nosotros hemos disfrutado realizándolo y que estéis deseando seguir abriendo ventanas.

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Erase una vez...

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Érase una vez un conjunto de pueblos, situados a lo largo del curso del de un río, rodeados de bosques donde vivían muchos animales, felices con el lugar tan bonito en el que les había tocado nacer.

Y estos animales, disfrutaban más que nadie de las navidades...

Y así, como un cuento, empieza este calendario ilustrado con animales y Navidad.

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El pueblo

La noche se ha echado sobre la comarca del río Aravalle. Los pueblos están engalanados con el humo de las chimeneas, las luces de la noche y el reflejo de la luna en la nieve recién caída.

En sus casas, los vecinos, y en sus bosques, los animales... Unos duermen y otros no, porque el ritmo no es igual para todos los inquilinos de la comarca.

Lo que sí que está asegurada es la tranquilidad que se respira, y los nervios de todos ellos porque la época más bonita del año se acerca...

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Y todo comienza en el colegio donde el profesor búho última las últimas lecciones a sus alumnos, el zorro, el conejo, ... y se despide de todos ellos hasta después de las fiestas, deseándoles una Feliz Navidad.

Pero antes de despedirse, quiso dejarles una pequeña enseñanza en forma de cuento:

En vísperas de Navidad, un profesor decidió asignar una tarea diferente a sus alumnos. Así que al terminar la clase les dijo:

– La Navidad es una época especial, un momento que invita a compartir. Por tanto, no les pondré deberes, les propongo que lleven la alegría navideña a tantos niños como puedan.

Ni corto ni perezoso, el grupo de niños decidió cumplir con la tarea que les había asignado su profesor. Los pequeños no sabían qué hacer para alegrar a otros niños durante la Navidad, pero a uno de ellos se le ocurrió comprar algunos regalos para los niños de un hospital cercano. Pidieron dinero a sus padres, compraron algunos regalos, los envolvieron y colocaron dentro de una gran bolsa.

En Nochebuena se disfrazaron de Santa Claus y, entonando villancicos, se dirigieron al hospital, donde estaban los niños enfermos. Grande fue la sorpresa del grupo de estudiantes cuando al llegar, vieron una sala llena de pequeños. Esperaban encontrar a una docena de niños, pero en realidad había casi el doble. Se quedaron desconcertados porque no habían comprado suficientes regalos para todos.

Los estudiantes disfrazados de Santa Claus decidieron repartir los regalos entre los más pequeños y explicar a los mayores lo que había sucedido. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que, cada vez que buscaban dentro de la bolsa, aparecía un nuevo regalo. Así, gracias a la magia de la Navidad, ningún niño se quedó sin juguete.

El Colegio

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El profesor Buho

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El profesor búho, satisfecho de su trabajo y con la recompensa de poder ver la ilusión en los ojos de sus alumnos, se ha ganado un merecido descanso... Después de vestirse con sus mejores galas navideñas, se va hacia su rama preferida a descansar para recargar pilas y poder disfrutar las fiestas con sus amigos y familiares.

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El Árbol

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Los primeros días de las vacaciones, las familias animales encargan a sus pequeños una de las tradiciones que más les gustan, la búsqueda del árbol de Navidad. Con las pilas cargadas de energía, todos los años, los animalitos se disponen a buscar el más bonito de la zona, para llevarlo al centro del bosque y decorarlo con sus amigos.

El ciervo y el lobo, han salido ilusionados a buscar el árbol más bonito y frondoso del bosque. Se han recorrido muchas zonas del Aravalle, empezaron en el puente del Carbonero, subieron por el camino hasta la retuerta, desde aquí hasta la Iglesia, pasando por la Venta. De vuelta hacia la Isla, para recorrer la Vega hasta las Casas del Abad. Son exigentes y no encuentran el árbol ideal.

Se acercan al Charco del Molino, optimistas con encontrarlo, pero tampoco aquí está el árbol perfecto, y los nervios empezaban a correr en su contra.

Desde aquí, siguen caminando por el camino de las Eras, y entran en las Casas del Abad, para a continuación subir por el Camino del Monte. Ninguno les convence.

Y la tarde se está echando encima… se dirigen hacia el Pantano de las Hustias, de aquí hasta Umbrías, y por el camino del parque infantil y el campo de fútbol, dirección a las Casas de Maripedro.

Siguen sin encontrar un árbol que cumpla sus expectativas, y de repente, cuando se iban a ir a casa algo decepcionados y con la intención de seguir buscando al día siguiente, en la Fuente de la Escopeta, un bonito Abeto les hizo recuperar la sonrisa.

¡Han encontrado el "árbol de Navidad"! Con mucho cuidado de no estropearlo, para plantarlo de nuevo cuando acabaran las navidades, lo sacan de su sitio en el bosque y lo meten en un carro lleno de tierra.

Cantando y silbando, ciervo y lobo, vuelven satisfechos y contentos de haber encontrado el árbol perfecto para llenarlo de luces y adornos antes de que llegue el día de Navidad.

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La Rama de Acebo

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Pero los amigos del bosque no sólo buscan un bonito árbol que decorar, sino que también se aprovechan de los regalos que da el bosque para buscar otros bonitos objetos con los que decorar sus casitas.

Ramas de acebo, de pino, piñas, bolitas rojas, cortezas, piedras, etc. ¡todo sirve para vestir el Aravalle de fiesta!

Y hablando de decoración navideña, ¿sabéis cuál podría ser el origen árbol de Navidad?

Cuenta una leyenda que, en la primera mitad del siglo VIII, un roble que los paganos consideraban sagrado cayó sobre un abeto. Milagrosamente, éste quedó intacto, por lo que fue proclamado el árbol del niño Jesús. Su forma triangular se dijo que era representativa de la Santísima Trinidad, con el Dios Padre en la cúspide.

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Raquetas de nieve

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Otras de las cosas que más les gusta a los animales del bosque son los deportes sobre la nieve y el hielo que cubren el suelo de la comarca.

El oso es uno de los mayores aficionados a deslizarse por la nieve. Hoy ha amanecido un día soleado, y se ha cogido sus raquetas y sus palos, y se ha dispuesto a visitar la laguna de Umbrías. Pero antes, ha ido a avisar a sus amigos el zorro y la liebre, para que le acompañen.

Después de un bonito y largo paseo, han llegado al circo de la laguna y han disfrutado de las vistas que nos regalan los picos nevados y la laguna completamente cubierta de hielo y nieve.

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Patinaje sobre hielo

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Después de comerse unas porciones de queso, unos frutos rojos y un tarro de miel junto a la fuente, el zorro y la liebre han aprovechado a patinar sobre la capa de hielo que cubre la laguna.

El oso está encantado de ver a sus amigos disfrutar patinando, y además le produce tanta relajación verlos deslizarse en el hielo que acaba quedándose dormido.

Después de un buen rato patinando, los dos amigos se disponen a despertar al osito perezoso, y deciden emprender la vuelta a su bosque para descansar y recuperar fuerzas al calor de la hoguera.

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La Seta y la Liebre

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Y hablando de adornos, una de las casas que más visitas tienen durante las navidades, es la de la pequeña liebre.

Además de encontrarse situada dentro de una bonita seta (Amanita Muscaria), que de por sí viene "decorada" con el color rojo de la Navidad, la señora liebre se encarga de terminar de prepararla para las fiestas con adornos navideños.

Pinta puerta y ventanas de rojo y coloca un hilo musical durante todas las fiestas, pero, sobre todo, ¡se encarga de preparar kilos y kilos de bastones de Navidad, que regala a todos los niños, y no tan niños, que visitan su casa durante estos días!

En este enlace podéis encontrar una manera muy sencilla de hacerlos: https://lacocinadetendencias.com/como-hacer-bastones-de-caramelos/

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Concurso de recetas

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Durante las fechas navideñas se realizan numerosas actividades en los bosques del Aravalle, y uno de los momentos más esperados es el concurso de Cocina Navideña, organizado por la señora Ardilla.

La mayoría de los animales del bosque participan, solos o en equipo, en el concurso, realizando recetas navideñas.

Este año, la señora Ardilla ha decidido que las recetas deben estar centradas en la elaboración de "postres navideños".

Durante una tarde entera, el oso y el conejo, se han encerrado en su cocina para elaborar la receta que se ha convertido en la ganadora al !mejor postre de la Navidad!

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Galletas de jengibre

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El postre navideño ganador elaborado por el oso y conejo han sido unas riquísimas galletas de jengibre y canela, con divertidas formas navideñas. ¡Han quedado tan bonitas, que da pena comérselas!

Los ganadores han dado el secreto de sus galletas, escribiendo la receta ganadora para que cualquier animal del bosque pueda hacerlas en su casa.

Ingredientes (24 unidades)

- 450 g de harina

- 200 g de mantequilla

- 100 g de azúcar moreno o azúcar integral de caña

- 1 huevo M

- 80 g de miel (mejor de sabor suave)

- 2 cucharaditas de canela

- 1 cucharadita de jengibre en polvo

1. Tamizar la harina, el jengibre y la canela, es decir, los ingredientes secos. Utiliza para ello un tamiz o un colador. Este paso nos ayuda a airear la harina y evitar que esta cree grumos en la masa.

2. Bate la mantequilla junto con el azúcar moreno con ayuda de una batidora de varillas o robot de cocina. Recuerda que la mantequilla deberá estar blanda, en pomada. Bate ambos ingredientes hasta que la mezcla adquiera un tono más pálido y tenga un aspecto ligeramente esponjoso.

3. Añade el huevo y sigue mezclando hasta que el conjunto de ingredientes sea homogéneo.

4. Agrega la miel mientras continúas batiendo la mezcla.

5. Incorpora los ingredientes secos que habías reservado previamente. Baja la velocidad de la batidora al mínimo, añade un tercio de esta mezcla y bate hasta que no veas restos de harina. Realiza esta operación hasta que termines de agregar los ingredientes secos. Recuerda que no debes trabajar la masa en exceso, pues las galletas te pueden quedar duras.

6. Divide la masa resultante en dos porciones, aplástalas un poco y envuélvelas con papel de plástico. Déjalas reposar en la nevera unos 15 minutos. Así consigues que la masa se enfríe un poco, se endurezca y adquiera una textura más adecuada para estirarla con el rodillo.

7. Estira la masa con el rodillo hasta que tenga 5 o 6 mm de espesor.

Una vez estirada, deja reposar la masa durante 1 hora en la nevera. Así la masa estará bien firme a la hora de cortarla y te aseguras de que las galletas no pierden su forma durante el horneado. Si tienes prisa, puedes dejarla 20 minutos en el congelador.

8. Corta la masa con la forma que quieras.

9. Coloca una hoja de papel para hornear sobre la bandeja del horno. Dispón las galletas sobre él dejando entre ellas 2 cm de separación.

10. Hornea las galletas a 180ºC durante unos 15 minutos o hasta que veas que los bordes empiezan a dorarse. Ten cuidado de no hornearlas en exceso, pues quedarán un poco duras.

11. Cuando estén listas, saca la bandeja del horno y déjala reposar unos 5 minutos. Finalmente traslada los hombres de jengibre a una rejilla para que terminen de enfriarse.

12. Los adornos es realizan con glasa de delineado. Una parte de la glasa se puede dejar blanca, otra teñida con colorante verde y otra con rojo. Para hacerlas de manera más rápida se puede utilizar un preparado especial al que solo hay que añadir agua. También se puede decorar con chocolate blanco (fundirlo al baño maría). Es fundamental una boquilla de punta estrecha.

(https://www.codigococina.com/galletas-jengibre-canela-receta-facil/)

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Galletas y café

Después de que la señora Ardilla haya proclamado la receta ganadora del concurso de cocina navideña, viene la segunda parte del concurso, y seguramente la que más le gusta a la mayoría de los habitantes del Aravalle.

Los participantes invitan a los vecinos a degustar sus elaboraciones, y preparan bonitas presentaciones para deleitar los sentidos del gusto y la vista de los visitantes.

En esta ocasión, la familia de erizos ha preparado un aromático café para acompañar a sus ricas galletas de chocolate.

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Muñeco de nieve

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Cuando cae la nieve y cubre los campos, hay pocas cosas tan bonitas como ver a los más pequeños del bosque moldear las bolas que darán forma a los muñecos de nieve.

Con imaginación y alegría, y una buena dosis de paciencia de sus padres que les dejan prendas de abrigo, los pequeños terminan de moldear sus muñecos e imaginan cómo cobran vida y se convierten en un amigo más con el que compartir aventuras.

Los muñecos de nieve son tan entrañables que son muchos los cuentos infantiles que los incluyen como protagonistas de sus historias, como éste de Hans Christian Andersen.

Era noche de Navidad, y los niños que siempre acompañaban al muñeco de nieve, estaban en sus casas. El muñeco de nieve se sentía solo y triste...

Cerca, había una casa, y él decidió acercarse para ver qué pasaba dentro. Al hacerlo, vio el calor de un hogar, una mesa llena de comida, y un lugar acogedor en donde no hacía frío, porque no caía nieve.

El muñeco de nieve quiso entrar, pero no pudo, porque no encontró forma de hacerlo... Pero de pronto vio caer una escarcha del cielo, que lo miró y sonrió. Y le dijo:

- ¡Pídeme un deseo, en esta noche especial!

El muñeco contestó:

- Yo quiero sentir el calor de un hogar, como el de esta familia.

- Pide tu deseo entonces - Insistió la escarcha.

- Quiero entrar en esta casa y pasar la Navidad con esta familia.

- Pero, si entras ahí, te convertirás en un charco de agua - le dijo la escarcha.

- Entonces quiero que ellos salgan y pasen la Navidad conmigo.

- No puedo hacer eso, porque si ellos salen, se morirán de frío.

- Entonces, ¿qué puedo hacer?

- Es verdad, muñeco de nieve- pensó la escarcha - lo que tú necesitas es otro muñeco de nieve con quien compartir la Navidad.

La escarcha fue creando otro muñeco de nieve. Cuando ya terminó, el niño se asomó por la ventana.

- ¡Mira, papá! ¡Otro muñeco de nieve! ¡No tiene bufanda! ¿Puedo ponerle una?

- Sí, ve. - le contestó el padre.

Así que el niño salió y le puso la bufanda de su madre al muñeco de nieve recién creado. Y así fue cómo el muñeco de nieve jamás volvió a estar solo en Navidad.

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Ratones

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Se ha echado la noche y la falta de luz ha obligado a encender las farolas de las aldeas.

En la lejanía empieza a escucharse una melodía, con notas musicales entrelazadas y voces corales que traspasan el bosque llegando a todos los rincones, y ayudando a transmitir el espíritu navideño.

Se trata de la pareja de ratones, que está cantando villancicos en la plaza, junto al pilón, bajo la luz de la farola.

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Decorando el árbol

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Justo con las vacaciones recién iniciadas, el ciervo y el lobo buscaron animosamente el árbol perfecto para la Navidad, y con gran ilusión lo llevaron al claro del bosque donde se reúnen los animales para celebrar las fiestas, en el cruce de las cuatro calles del camino que sube a la laguna.

Allí retiraron la nieve que cubría el suelo, hicieron una gran zanja y enterraron las raíces para que el árbol no sufriera. La nieve caída la noche posterior permitió que los restos de la plantación quedaran ocultos de nuevo por la nieve y, sobre todo, que el árbol luciera con reflejos blancos en toda su copa.

El resto de trabajo, podéis imaginarlo. A los pocos días, muchos animalitos del bosque, agradecidos con sus amigos por encontrar un árbol tan bonito, empezaron a decorar el árbol con alegría e ilusión.

El pequeño ratón se acercó a las escuelas del pueblo a recuperar unas bolas de navidad. Según apareció en la explanada del árbol, el mapache empezó a reírse a carcajada limpia al ver a un animal tan pequeño con una bola que casi era más grande que él. Además, según le decía a su amigo el cervatillo, ¡parecía que llevaba un petardo gigante con la mecha encendida!

Al cervatillo, que se tomaba muy en serio la decoración del árbol, al principio no le hizo mucha gracia que a su amigo le entrara la risa y no se centrara en la decoración del árbol. El ataque de risa vino justo cuando estaban colocando una guirnalda roja que habían hecho las ardillas con ramas y bayas rojas. Sin embargo, la risa contagiosa del mapache pronto le hizo cambiar el semblante y los 3 amigos acabaron tumbados en el suelo sin fuerzas por la risa.

Mientras tanto, una pareja de abubillas con sus gorros de Papá Noel colocaba la estrella de Navidad en la punta del árbol. Además, este año, la estrella tiene un secreto, fue uno de los postres de Navidad que participaron en el concurso. El señor búho elaboró unas pequeñas “estrellas de chocolate recubiertas de frambuesa amarilla” y preparó una estrella gigante que dio a las abubillas para contribuir a la decoración del árbol. Será el premio sorpresa para los amigos que ayuden después de las fiestas a retirar los adornos del árbol.

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Relojes

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En casa de los jabalíes, los pequeños jabatos están muy nerviosos con la llegada de la nochebuena, y constantemente preguntan a sus papás ¿qué día es hoy? ¿cuánto queda para nochebuena? ¿a qué hora viene Papá Noel?

La mamá jabalina, recordando la Navidad anterior, decidió comprar un bonito reloj de cuco, que además es un reloj muy “peculiar”. En su interior vive el señor Cuco con su familia, muy amigos de la familia de jabalíes.

Cada vez que algún pequeño jabato pregunta por la hora o el día, uno de los cucos se asoma y da la información acompañándolo de su sencillo y característico cántico: “CUCU CUCU CUCU”.

¡Qué contentos se ponen los jabatos con este bonito canto!

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Pájaro en rama

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Los jabatos este año están especialmente nerviosos e insistentes, y están agotando al papá y mamá cuco. Además, se han hecho muy amigos de los niños cucos, y utilizan las preguntas de la hora como parte de sus juegos.

Estos pequeños juguetones están acabando con la paciencia del padre de familia, que ha tenido que salir a su rama favorita a tomar un poco de aire y descansar del alboroto de los pequeñajos. Ha dejado un rato a la mamá cuco al mando del reloj, para poder seguir dando la hora con energía y alegría.

Lo que no se le acaba al señor Cuco es su espíritu navideño, que le ayuda a aguantar con paciencia los juegos de los pequeños y a no quitarse ni un segundo durante estas fechas su bonito gorro de Papá Noel.

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Carta a Santa Claus

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Mercadillo

Desde hace unos años, el fin de semana previo al día de Navidad en el bosque se celebra el “Mercadillo Navideño entre Árboles”. Lo que empezó siendo una celebración entre los vecinos del bosque, poco a poco, se ha ido convirtiendo en un acontecimiento donde cada vez vienen más animales a visitarlo.
Gracias al boca a boca, o mejor dicho, al “aullido a aullido”, el “graznido a graznido”, el “gorgojeo a gorgojeo”, el “relinche a relinche”, el “rebuzno a rebuzno”, el “crotoreo a crotoreo”… la fiesta en el bosque que tiene lugar ese fin de semana está teniendo cada vez más visitantes de fuera de la comarca. El año pasado, por ejemplo, vino a visitarlo una familia de osos de las cordillera Cantábrica, uno urogallos asturianos, unas marmotas de los Pirineos, y hasta una familia de dromedarios que habían oído hablar del mercadillo y la decoración de la comarca a unas cigüeñas que atravesaron Marruecos de visita.
En la Isla, múltiples casetas de madera, que han sido elaboradas con la ayuda de los pájaros carpinteros, se decoran de Navidad y en ellas se ponen para los visitantes numerosos productos para que se los lleven de recuerdo o para que los degusten en el momento.
Puedes encontrar bebida caliente de frutas del bosque y chocolate en el puesto de las cabras monteses, mermeladas variadas en el puesto de las cigüeñas, bonitas tazas y platos navideños de cerámica en el puesto de las nutrias, y por supuesto, bonitos jerseys navideños en el puesto de las ovejas.
Es un fin de semana muy especial donde todos los amigos coinciden en al calor del fuego a compartir momentos tan divertidos que recuerdan durante todo el año.

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Junto a la Iglesia los ayudantes de Papá Noel y los Reyes Magos, colocan el buzón mágico, donde los animalitos del bosque dejan sus cartas con los regalos que piden para las Navidades.
Es un buzón mágico porque por estas fechas siempre aparece junto a la cruz y nadie sabe cómo aparece allí. A pesar de que los pequeños se han quedado en numerosas ocasiones espiando a ver si pillan de improviso a los ayudantes dejándolo, nunca han visto a nadie aparecer. La verdad es que el cansancio siempre puede con ellos y nunca han aguantado toda la noche.
Este año, los pequeños del bosque vuelven a dejar su carta con mucha ilusión. La liebre, a pequeños brincos, introduce sus deseos con alegría. Ha pedido una tarta de zanahorias, un laberinto de madera para jugar con su hermanito.
Mientras introduce su carta, la paloma que no se puede estar callada ni un segundo, ha empezado a hablar con la liebre alegremente. Después de preguntarle qué se ha pedido, le ha empezado a contar lo que ella ha pedido: una bolsa tamaño gigante de granos y semillas variadas: habas, lino, sésamo, guisantes, avena, trigo, lentejas y cebada. Uhmmm, cuándo lo estaba escribiendo se le estaba haciendo la boca agua. Y, además, ha pedido una caseta de madera con piscina. Con la caseta quiere un sitio para poder resguardarse del frío y del sol, y con la piscina un lugar donde chapotear en verano para refrescarse y en invierno para calentarse después de llenarla con agua caliente. Y, por último, lo que más ilusión le hacía de todo, “que el bosque siguiera estando tan bonito año tras año”.
A la paloma, además le encanta contar cuentos, así que este año ha decidido pasar mucho rato junto al buzón y contar un cuento a todo el que viene a enviar la carta. Podéis leerlo aquí.
Era un día muy frío en el bosque, cuando los animales se reunieron para preparar el gran festejo de Navidad. Todos los años se sentaban a comer juntos para dar las gracias por su amistad, además de darse regalos entre ellos.
Eran el sabio búho, el simpático oso, el responsable conejo, la noble cierva y la divertida ardilla. Entre todos arreglaban un claro del bosque para hacer su fiesta y solían pasarla muy bien.
Aquel año, sin embargo, estaba por pasar algo muy distinto que pondría a prueba su amistad.
—He traído suficientes nueces para nuestra comida —dijo la ardilla.
—Yo traje algunas hierbas del bosque para preparar una rica ensalada —dijo la cierva— y también suficientes bayas.
—Pondré mis mejores zanahorias para que comamos —dijo el conejo.
—Y yo —dijo el búho—, he puesto la mesa con lugares para todos. La vamos a pasar muy bien. ¿Qué has traído tú, oso?
—Iba a traer un tarro de miel —dijo el oso con lástima—, pero de camino se me cayó. ¡Qué apenado estoy!
—No te preocupes —le dijo la cierva—, aun así, habrá suficiente comida para todos.
En ese momento, los animales se sentaron a comer, pero no experimentaron la misma emoción que en años anteriores. Algo raro había sucedido: el espíritu de la Navidad no estaba presente entre ellos.
—¡Qué raro! —exclamó el búho— Pero si estoy seguro de que hicimos todo bien.
—¿Nos habrá faltado algo? —preguntó el conejo.
—Tal vez alguno de nosotros se portó mal antes de venir —dijo la ardilla.
—No, no puede ser eso —dijo la cierva—, estoy segura de que todos somos buenos. Seguramente el espíritu de la Navidad solo se ha demorado un poco, hay que tener paciencia. Comencemos a cenar.
Dieron las gracias y se dispusieron a degustar sus alimentos, pero la sensación de que algo no estaba bien no se iba. Finalmente, el oso ocultó la cabeza entre sus manos con mucha vergüenza y suspiró entristecido.
—Perdónenme, amigos —dijo—, todo es mi culpa, he sido muy egoísta.
—¿Por qué lo dices, amigo oso? —le preguntó la ardilla.
—No es verdad que se me haya caído la miel, la verdad es que no la traje porque quería comérmela yo solo —dijo el oso—, a veces no puedo evitar ser muy goloso. Pero ahora que me doy cuenta de que vosotros habéis compartido lo vuestro sin reparos, me siento muy mal. No merezco estar aquí.
—No digas eso, oso —le dijo el búho—, se necesita mucho valor para aceptar algo así.
—No nos importa que no hayas traído nada, estamos contentos de que estés aquí —dijo el conejo.
—¿De verdad?
—Sí y ahora que has sido honesto, puedo sentir como el espíritu de la Navidad está volviendo —dijo la cierva.
Todos comieron muy alegres y al día siguiente, el oso hizo dulces de miel para todos. Fue la mejor Navidad que los animales pasaron en el bosque en mucho tiempo y nunca se olvidaron de la importancia de compartir.
(https://relatoscortos.org/una-navidad-en-el-bosque/)

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Volando por la noche

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Desde hace unos años, el fin de semana previo al día de Navidad en el bosque se celebra el “Mercadillo Navideño entre Árboles”. Lo que empezó siendo una celebración entre los vecinos del bosque, poco a poco, se ha ido convirtiendo en un acontecimiento donde cada vez vienen más animales a visitarlo.
Gracias al boca a boca, o mejor dicho, al “aullido a aullido”, el “graznido a graznido”, el “gorgojeo a gorgojeo”, el “relinche a relinche”, el “rebuzno a rebuzno”, el “crotoreo a crotoreo”… la fiesta en el bosque que tiene lugar ese fin de semana está teniendo cada vez más visitantes de fuera de la comarca. El año pasado, por ejemplo, vino a visitarlo una familia de osos de las cordillera Cantábrica, uno urogallos asturianos, unas marmotas de los Pirineos, y hasta una familia de dromedarios que habían oído hablar del mercadillo y la decoración de la comarca a unas cigüeñas que atravesaron Marruecos de visita.
En la Isla, múltiples casetas de madera, que han sido elaboradas con la ayuda de los pájaros carpinteros, se decoran de Navidad y en ellas se ponen para los visitantes numerosos productos para que se los lleven de recuerdo o para que los degusten en el momento.
Puedes encontrar bebida caliente de frutas del bosque y chocolate en el puesto de las cabras monteses, mermeladas variadas en el puesto de las cigüeñas, bonitas tazas y platos navideños de cerámica en el puesto de las nutrias, y por supuesto, bonitos jerseys navideños en el puesto de las ovejas.
Es un fin de semana muy especial donde todos los amigos coinciden en al calor del fuego a compartir momentos tan divertidos que recuerdan durante todo el año.

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La Chimenea

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El más pequeño de los ratones ha sido el primero en despertarse, está nervioso, muy nervioso… ¿habrá venido Papá Noel?

Con la habitación todavía a oscuras, empieza a llamar a sus hermanos mayores, que pronto se dan cuenta que es ¡la mañana de Navidad!

Los 3 ratoncillos empiezan a llamar a sus papás, ¡Papá! ¡Mamá! que pronto rápido de dan cuenta de que se acabó su descanso, y también pronto, entran en el estado de nerviosismo que produce la sorpresa de ver la chimenea donde Papá Noel deja los regalos.

El papá y la mamá ratones, se acercan a la habitación de sus pequeños, y después de darles un beso y abrazo enormes. Aunque los pequeños no lo sabían, en ese momento todos ellos habían recibido el mejor regalo posible que les había traído Papá Noel esa noche.

A continuación, los cinco, nerviosos y de la mano, atraviesan el pequeño túnel que va desde sus madrigueras al salón con chimenea. Allí, junto al fuego que ha permanecido encendido toda la noche, un montón de regalos con bonitos envoltorios están esperando.

Todos gritan de alegría y de emoción, y rápidamente los más pequeños empiezan a quitar el papel de los regalos. Esas caras de sorpresa e ilusión difícilmente se desaparecerán de la memoria de los papás ratones.

¡La magia de Papá Noel ha vuelto llegar a lo más profundo del bosque en la comarca del Aravalle!

Los regalos de Papá Noel

Papá Noel estaba muy preocupado. Y tanta preocupación no le dejaba dormir por las noches, le hacía estar enfadado y había dejado de canturrear felices villancicos para acompañar sus tareas diarias. A Mamá Noel no le gustaba nada verle así de triste. ¡Echaba de menos su sonrisa! Por eso, intentó averiguar qué le pasaba.

- Estoy tan angustiado… ¡A los niños ya no les gustan mis regalos! –respondió Papá Noel ante la pregunta de su mujer.

Mamá Noel no entendía nada, ¡pero si antes les encantaban!

- Ahora, no hacen más que pedir videojuegos, tablets y móviles. ¡Han perdido la ilusión por los regalos de siempre! Juegos de mesa para divertirse con sus hermanos, peluches a los que abrazar, bloques de construcción para construir ciudades imaginarias… ¡Juguetes emotivos y muy imaginativos! –continuó diciendo Papá Noel.

- ¡Cómo es posible! ¡Hay que hacer algo ya mismo! O si no… ¡los niños podrían perder el espíritu navideño! – respondió preocupada Mamá Noel. - ¡Tengo una idea! Pide ayuda a todos los elfos. Seguro que entre todos encontráis la solución.

Rápidamente, Papá Noel se abrochó sus enormes botas negras, cogió su chaqueta roja y puso camino hacia La Fábrica de los Juguetes. Allí, los elfos estaban preparando todo lo necesario para trabajar: papel de regalo, cintas de colores, lazos…

Papá Noel no tardó en reunirlos a todos y les explicó lo que estaba sucediendo con los regalos de todos los niños del mundo. En la cara de los elfos se podría ver el terror ante lo que estaba ocurriendo. ¡El espíritu navideño está en juego!

- Tenemos que encontrar la forma de que los regalos vuelvan a ilusionar a los niños. ¿Qué ingredientes necesita un regalo de Navidad para que le guste a los pequeños?

Los elfos se quedaron pensando un rato… Y de pronto se empezaron a escuchar vocecillas diciendo:

- ¡Necesitan una gran dosis de Niñez!

- ¡Tampoco nos podemos olvidar de ponerles un buen puñado de Alegría!

- ¡Y de Valentía!

- Y, por supuesto, los regalos tienen que estar cargados de Ilusión, ¡mucha ilusión!

- También necesitamos litros y litros de Diversión. Los regalos que les demos a los niños tienen que ser muy divertidos.

- Y el Amor, también es un ingrediente esencial. Los regalos tienen que tener una gran porción de amor… Amor por los hermanos, amor por los padres, amor por los amigos… ¡Amor!

- Yo añadiría Dedicación… Dedicación a las personas a las que quieren.

Papá Noel estaba entusiasmado con tantas respuestas de sus amigos los elfos. Antes, estaba tan preocupado que no se dio cuenta de que hablándolo todos juntos surgirían muchas soluciones. ¡Qué buen trabajo en equipo!

- ¡Muy bien! ¡Bien hecho, equipo! Así queda entonces, nuestra receta:

Receta mágica para hacer los regalos de los niños

¡Papá Noel no podía creer lo que veían sus ojos! Las iniciales de cada uno de los ingredientes mágicos para hacer regalos formaban la palabra más importante: NAVIDAD.

Felices por esta maravillosa coincidencia, los elfos se pusieron rápidamente en marcha. Encendieron la máquina para fabricar los regalos, echaron todos los ingredientes mágicos de los que habían hablado con Papá Noel y… ¡plum! ¡criiiii! ¡chist! ¡bang!

¿Sabes qué regalo maravilloso salió? El mejor regalo de Navidad que cualquier niño puede recibir: ¡un enorme abrazo!

(https://www.guiainfantil.com/navidad/cuentos/receta-magica-cuento-de-navidad-para-ninos-sobre-el-trabajo-en-equipo/)

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Bola de nieve

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Hay una tradición en los bosques del Aravalle que sirve de colofón final a esta primera parte de las fiestas navideñas, y da inicio a las celebraciones del nuevo año y la llegada de los Reyes Magos.

El día de Navidad desde bien temprano, debido a la impaciencia por compartir este momento festivo, todos los pequeños animales del bosque se juntan alrededor del árbol de Navidad con los regalos que les ha dejado Papá Noel en sus chimeneas la noche anterior.

Los más mayores enseñan los regalos a sus amigos y vecinos. Los más pequeños comparten sus juguetes con el resto de animalitos. Todos ellos conversan, ríen y juegan durante toda la mañana, provocando un alboroto que se escucha en toda la comarca.

Es otro de los momentos más mágicos y especiales que tienen lugar en el bosque. Dicen las leyendas que en una ocasión fue tal la algarabía que provocaban los pequeños animales, que acudieron junto al árbol los vecinos de los pueblos del Aravalle. Asombrados por lo que vieron y contagiados por el espíritu festivo y navideño, se unieron a la fiesta. Hombres y animales disfrutaron y compartieron sus regalos e ilusiones.

Quizá sólo sea una leyenda para imaginarla a través de una bola de cristal, pero todos los animales, movidos por esta historia que han ido contando de generación en generación, sueñan cada año con que en algún momento de su vida podrán vivir un momento así, de unión y armonía total entre los hombres y la naturaleza.

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Feliz Navidad

Y de una manera análoga a como empezamos el calendario, queríamos daros las gracias a todas las personas que habéis visitado el calendario en las Casas del Abad durante estas fechas, a todos aquellos que habéis difundido la iniciativa a través del boca a boca o de las redes sociales, y también a todos aquellos que habéis seguido el calendario de manera virtual.

Esperamos que os haya gustado la pequeña contribución que, con la ayuda del Ayuntamiento de Umbrías y de la Asociación de Turismo del Aravalle, hemos realizado a nuestro pueblo. Un pueblo que no nos vio nacer, pero que sí nos ha visto crecer y echar raíces tan profundas que se juntan con esas de los árboles que rodean nuestros pueblos y donde viven los animales que han sido protagonistas de las escenas del calendario.

También os deseamos que paséis multitud de momentos mágicos acompañados de seres queridos durante todas estas fiestas, pero también durante todo el año en el que entraremos muy, muy pronto. ¡2023 está a la vuelta de la esquina!

¡FELIZ NAVIDAD! ¡FELICES FIESTAS!

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